Parir en casa: la otra alternativa
Contra lo que pueda parecer y para sorpresa de muchos, parir en casa sigue vigente en nuestros días. Inclusive en nuestra estricta y medicalizada sociedad urbana mexicana, surgen mujeres valientes que deciden tomar su experiencia en sus manos y buscan una opción que les permita manejar su parto, y tener el tipo de atención que consideran es la mejor para ellas y sus bebés.
Algunas son mujeres que no confían su salud totalmente a la medicina alópata y por ende están en un tipo de vida alternativo.
Otras llegan a la conclusión de que lo mejor para ellas es parir en su casa después de haber tenido un parto anterior del que tienen un mal recuerdo pues no se sintieron bien tratadas, o no se respetó lo que deseaban o las separaron de sus bebés aun cuando este tuviera un excelente estado de salud y el único motivo de llevarlo al cunero fue “por si acaso” interfiriendo así con el ansiado encuentro entre madre y bebé y robando un tiempo único e irrepetible para el desarrollo del vínculo entre los dos.
Hay mujeres que deciden parir en su casa porque así lo hicieron otras mujeres de su familia o porque leyeron o les contaron lo que sucede en otros países donde existen otros modelos de atención. Todas ellas tienen algo en común: decidieron escucharse y seguir su instinto, confiar en su cuerpo y tomar la responsabilidad de lo que sentían que necesitaban.
Parir en casa no tiene por qué ser mas peligroso ni arriesgado que hacerlo en hospital; de hecho, en algunas áreas como la bacteriológica, parir en casa es menos arriesgado para la madre y el bebé pues se evitan el riesgo de las infecciones nosocomiales, aquellas que adquieren personas sanas en los hospitales.
Parir en casa es viable cuando la mujer está sana, en buenas condiciones de salud y con un embarazo a término. En estos casos la posibilidad de un parto sin complicaciones está cerca del 80%, igual que de tener una cesárea en el sistema médico que tenemos hoy.
Parir en tu casa te evita los sobresaltos, nervios y descargas de adrenalina asociadas a la llegada al hospital y la exposición a las diferentes rutinas médicas, la mayoría de ellas innecesarias pero “por si acaso”…. La Organización Mundial de la Salud asevera que las siguientes prácticas son perjudiciales o ineficaces y deberían ser eliminadas en los partos:
1- uso rutinario del enema
2- rasurado púbico de rutina
3- colocar suero de rutina
4- dejar a la mujer acostada durante la dilatación
5- posición decúbito supino (tumbada) para el parto
6- dirigir el pujo durante el expulsivo y decirle a la mujer cuando debe pujar
7- episiotomía de rutina
Contra lo que pueda parecer y para sorpresa de muchos, parir en casa sigue vigente en nuestros días. Inclusive en nuestra estricta y medicalizada sociedad urbana mexicana, surgen mujeres valientes que deciden tomar su experiencia en sus manos y buscan una opción que les permita manejar su parto, y tener el tipo de atención que consideran es la mejor para ellas y sus bebés.
Algunas son mujeres que no confían su salud totalmente a la medicina alópata y por ende están en un tipo de vida alternativo.
Otras llegan a la conclusión de que lo mejor para ellas es parir en su casa después de haber tenido un parto anterior del que tienen un mal recuerdo pues no se sintieron bien tratadas, o no se respetó lo que deseaban o las separaron de sus bebés aun cuando este tuviera un excelente estado de salud y el único motivo de llevarlo al cunero fue “por si acaso” interfiriendo así con el ansiado encuentro entre madre y bebé y robando un tiempo único e irrepetible para el desarrollo del vínculo entre los dos.
Hay mujeres que deciden parir en su casa porque así lo hicieron otras mujeres de su familia o porque leyeron o les contaron lo que sucede en otros países donde existen otros modelos de atención. Todas ellas tienen algo en común: decidieron escucharse y seguir su instinto, confiar en su cuerpo y tomar la responsabilidad de lo que sentían que necesitaban.
Parir en casa no tiene por qué ser mas peligroso ni arriesgado que hacerlo en hospital; de hecho, en algunas áreas como la bacteriológica, parir en casa es menos arriesgado para la madre y el bebé pues se evitan el riesgo de las infecciones nosocomiales, aquellas que adquieren personas sanas en los hospitales.
Parir en casa es viable cuando la mujer está sana, en buenas condiciones de salud y con un embarazo a término. En estos casos la posibilidad de un parto sin complicaciones está cerca del 80%, igual que de tener una cesárea en el sistema médico que tenemos hoy.
Parir en tu casa te evita los sobresaltos, nervios y descargas de adrenalina asociadas a la llegada al hospital y la exposición a las diferentes rutinas médicas, la mayoría de ellas innecesarias pero “por si acaso”…. La Organización Mundial de la Salud asevera que las siguientes prácticas son perjudiciales o ineficaces y deberían ser eliminadas en los partos:
1- uso rutinario del enema
2- rasurado púbico de rutina
3- colocar suero de rutina
4- dejar a la mujer acostada durante la dilatación
5- posición decúbito supino (tumbada) para el parto
6- dirigir el pujo durante el expulsivo y decirle a la mujer cuando debe pujar
7- episiotomía de rutina
Estas prácticas "perjudiciales e ineficaces" a juicio de la OMS es lo que la mayoría de las mujeres se encuentran en los hospitales que con sus protocolos para proteger a sus asistentes ahogan los aspectos humanos básicos y la comodidad y deseos de la parturienta se pierden en una burocracia absurda y sin sentido.
No hace tanto tiempo, el evento de parir estaba tan integrado en la vida cotidiana de las familias que no se cuestionaba que el lugar para hacerlo era el hogar.
Vivimos un momento de rescate de lo bueno que tuvimos en el pasado: contaminaba menos llevar tu bolsa a la compra, la educación autoritaria separaba con tanto celo el mundo infantil del adulto que los niños vivían su infancia completa y sin cargar con el peso de ser amigos de sus padres; resulta que sigue siendo mas saludable alimentarse con comida casera en lugar de comer rápido en la calle…Tal vez es un buen momento para cuestionar la manera como recibimos a nuestros hijos, la manera como comprometemos nuestro bienestar en función de la seguridad y como nos hemos apartado de los aspectos humanos y emotivos en momentos tan especiales e íntimos.